fotos:Yolanda Blanco |
El balneario termal es lo que más se conoce de este pueblo al que mis abuelos iban todos los veranos al menos quince días a recuperarse de sus dolencias de huesos. Cuando llegas a las termas y ves a tanta gente con el albornoz y relajados no te queda más que la rabieta de no haber pensado antes en darse un buen homanaje y mimarse unas horas en este estupendo balneario. Apetece esto, apetece un buen paseo entre castaños, bañarse entre bosques llenos de colores vibrantes, la conversación con los lugareños y comer bien, muy bien.
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